Los profesionales sanitarios de todo el mundo luchan en una batalla sin cuartel. El enemigo son las bacterias resistentes a los antibióticos.
Los profesionales sanitarios de todo el mundo luchan en una batalla sin cuartel.
El enemigo son las bacterias resistentes a los antibióticos. Las infecciones nosocomiales, como el SARM, son cada vez más resistentes y los científicos buscan soluciones de forma desesperada. Están experimentando con un gran número de actuaciones: desde longitudes de onda de luz UV hasta fagos.
Los investigadores estiman que se producen 1,7 millones de infecciones asociadas a la atención sanitaria cada año, lo que supone un enorme coste que alcanza los 45 mil millones de dólares.1 Dado que no podemos confiar en los antibióticos para luchar contra ellas, cada vez está más claro que el mejor modo de combatir las infecciones es evitar que se produzcan.