«Es fascinante ver cómo el corazón vuelve a latir»

El Prof. Dr. med. Fischlein conoce los riesgos de la cirugía: por ese motivo, deposita su confianza en el sistema Thopaz+ de Medela.

¿Qué le hizo querer ser médico? ¿Y por qué cirujano cardíaco?

Siempre quise ser médico. Como estudiante de medicina, leí un informe interesante sobre Bruno Reichart. En aquel momento, siendo aún un joven profesor, había empezado a trabajar en trasplantes en Alemania. Posteriormente ocuparía el puesto de Christiaan Barnard en Ciudad del Cabo. Estaba tan fascinado por su carrera que solicité convertirme en asistente en el Instituto Anatómico de Viena. Así es como empecé en la cirugía. Llegué a la cirugía cardíaca a través de un grupo de investigación. Tras una invitación de Bruno Reichart, me fui a Múnich. Empecé como profesor y fui subiendo peldaños hasta convertirme en el médico jefe. Tras varios años como médico jefe en Frankfurt y una cátedra en Erlangen, llevo 12 años como médico jefe en Nuremberg.

¿Qué desafíos observa en la cirugía cardíaca en comparación con otras disciplinas?

Lo que me fascina del corazón es cómo siempre empieza a latir de nuevo después de haber detenido su funcionamiento durante la cirugía.

A medida que nuestros pacientes se van haciendo más viejos, tienen altos niveles de comorbilidades, como enfermedades renales o accidentes cerebrovasculares. Esto requiere un mayor conocimiento de la fisiología y de los problemas relacionados con la medicina interna. También debemos trabajar de forma muy precisa con una lente de aumento y con hilos muy finos para llevar a cabo la anastomosis en los vasos pequeños. Se trata de una tarea extremadamente complicada. Lo que me fascina del corazón es cómo siempre empieza a latir de nuevo después de haber detenido su funcionamiento durante la cirugía.

¿Cuántas operaciones realiza? ¿En qué aspectos se centra su centro médico?

Aquí en Nuremberg, realizamos hasta 1000 procedimientos cada año, principalmente intervenciones de bypass
y cirugía de la válvula aórtica asistido mediante el uso de catéteres.

¿Cuál es el proceso típico para un paciente y cuál es la situación más crítica en una operación cardíaca?

Los pacientes sangran ligeramente tras la intervención. Además, se acumulan secreciones que se deben drenar. Por eso el drenaje es tan importante.

Antes de que un paciente llegue a nosotros, un especialista en medicina interna o un cardiólogo suele haberlo diagnosticado. Hay una serie de exámenes preliminares que debemos realizar, como un catéter cardíaco, una ecografía, un Doppler de la carótida y la comprobación de la función pulmonar. Estas comprobaciones nos permiten saber, por ejemplo, si la arteria carótida no está obstruida. La situación más crítica no es la operación en sí misma. Son las primeras doce horas después de la operación.

Durante la operación, tenemos que anticoagular totalmente al paciente con heparina. De lo contrario, la sangre formaría coágulos en los tubos que van a la máquina de circulación extracorpórea. Este efecto se vuelve a neutralizar después de la operación mediante el uso de protamina. No obstante, los pacientes sangrarán ligeramente tras la intervención. Además, se acumularán secreciones que se deben drenar. Por eso el drenaje es tan importante. De lo contrario, esto podría generar un taponamiento, que se produce cuando el corazón está rodeado por una acumulación de fluido. Además, el paciente también podría perder demasiada sangre.

¿Qué es especialmente importante para usted en materia de drenaje y por qué utiliza el sistema Thopaz+ de Medela?

El drenaje debería estar operativo en cuanto sellamos el tórax. En muchos sistemas, esto no está garantizado, ya que necesitamos el sistema de aspiración de pared para ello. Puede pasar hasta una hora después de la cirugía para que se produzca el traslado del paciente, su llegada a la unidad de cuidados intensivos y la supervisión. Esta es una fase crítica. Thopaz+, por el contrario, garantiza un drenaje constante.

¿Cuál es su visión para la cirugía cardíaca?

La cirugía cardíaca es un campo innovador. Nuestro principal objetivo es garantizar una cirugía mínimamente invasiva, con un acceso lo más pequeño posible. Técnicamente, esto supone un reto y requiere el uso de nuevas tecnologías, como monitores 4K y vídeos en 3D. Por un lado, cada vez estamos sometidos a más presión por parte de los cardiólogos intervencionistas, que realizan un gran número de procedimientos con catéteres. Por otro lado, sin embargo, también son los responsables de que nos lleguen los pacientes. Ya estamos llevando a cabo juntos procedimientos de TAVI en cirugías híbridas. Dentro de diez o veinte años, las dos disciplinas, la cardiología intervencionista y la cirugía cardíaca convencional, estarán aún más unidas.

¿Cuándo puede decir eso de «hoy ha sido un buen día»?

Cuando hago algo nuevo que funciona bien y es económicamente viable. Siempre me ha encantado especialmente la respuesta positiva de los pacientes. Ahí es cuando ha sido un buen día.

Thopaz+ lleva la terapia de drenaje torácico a un nuevo nivel de atención sanitaria

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